Recursos desde el arte
Cortos

Historia de un oso

Si algo me pasa, los quiero.
Poesía
Fragmento de Canto a su amor desaparecido de Raúl Zurita.
Canté, canté de amor, con la cara toda bañada canté de amor y los muchachos me sonrieron. Más fuerte canté, la pasión puse, el sueño, la lágrima. Canté la canción de los viejos galpones de concreto. Unos sobre otros decenas de nichos los llenaban. En cada uno hay un país, son como niños, están muertos. Todos yacen allí, países negros, áfrica y sudacas. Yo les canté así de amor la pena a los países. Miles de cruces llenaban hasta el fin el campo. Entera su enamorada canté así. Canté el amor:
Fue el tormento, los golpes y en pe- dazos nos rompimos. Yo alcancé a oírte pero la luz se iba.
Te busqué entre los destrozados, hablé contigo. Tus restos me mira- ron y yo te abracé. Todo acabó. No queda nada. Pero muerta te amo y nos amamos, aunque esto nadie pueda entenderlo.
Leído por el autor desde la Plaza de Mayo.
Fragmento de Antígona González de Sara Uribe.
Instrucciones para contar muertos
Uno, las fechas, como los nombres, son lo más importante. El nombre por encima del calibre de las balas.
Dos, sentarse frente a un monitor. Buscar la nota roja de todos los periódicos en línea. Mantener la memoria de quienes han muerto.
Tres, contar inocentes y culpables, sicarios, niños, militares, civiles, presidentes municipales, migrantes, vendedores, secuestradores, policías.
Contarlos a todos.
Nombrarlos a todos para decir: este cuerpo podría ser el mío.
El cuerpo de uno de los míos.
Para no olvidar que todos los cuerpos sin nombre son nuestros cuerpos perdidos.
Me llamo Antígona González y busco entre los muertos el cadáver de mi hermano.
Soy Sandra Muñoz, vivo en Tampico, Tamaulipas y quiero saber dónde están los cuerpos que faltan. Que pare ya el extravío.
Quiero el descanso de los que buscan y el de los que no han sido encontrados.
Quiero nombrar las voces de las historias que ocurren aquí.
Requiem por Julio César Mondragón
Un poema de Víctor Rodríguez
Publicado en Ayotzinapa: Poesía Reunida de Ediciones Sísifo
Me arrancaron el rostro
Y quienes marchan hoy son mi cara.
Quisieron matarme
Y me sembraron en la brisa matinal
Opacaron mis ojos
Y los que miran son mi luz
Destruyeron mis manos
Y hoy millares se crispan de rabia
Aplastaron mis pies
y hoy camino por el mundo.
Me arrancaron el corazón
Y hoy palpito en el universo.
Acallaron mi voz
Y hoy retumba inextinguible en la pradera.
Enterraron mi cuerpo
Y germina en semillas libertarias.
Quemaron mi lengua y florecí
Me fui… volví.
Y soy millones.
¡Soy tu voz…
Tu hermano… tu canto…
Tu risa… tu esperanza, tu hijo!
¡Soy el alba… soy la brisa,
Soy la luz, soy la aurora.
Levántate. Camina. Marcha…
Llegó la hora!
Ayotzinapa: Entre el dolor y la esperanza.
Por Pedro Hernández Morales.
Publicado en Ayotzinapa: Poesía Reunida de Ediciones Sísifo
¿Quién se suma?
¿Quién multiplica el coraje?
¿Quién ayuda con un poco de dignidad?
¿Quién recoge las lagrimas de las madres, y las vuelve torrente de exigencia de justicia?
¿Quién repite su nombre hasta encontrarnos?
¿Quién se sentará en sus sillas vacías?
¿Quién contestará cuando se pase lista en su salón vacío?
¿Quién no cruzará los brazos y levantará los puños y elevará las voces?
¿Quién tomará sus rostros para no olvidar?
¡Nosotros tomaremos su lugar!
¡Hasta encontrarlos!
¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!
CINE

La mujer que cantaba de Denis Villeneuve

El sustituto, de Clint Eastwood
